Día 27 (Martes)
A las 6,45 suena el teléfono, nos llaman para desayunar. Buenísimo el desayuno con buffet libre, aquí empecé a tomar zumo natural de naranjas. Salimos hacia Giza para admirar las Pirámides y la Esfinge. Qué queréis que os diga que hay que estar allí, al pié de ellas, para sentir esa emoción y esa sensación. Hay que ver de cerca esa mole de gigantescas piedras colocadas de tal forma que no se caen y que lleven allí más de nueve mil años, y que sigan pasando por el tiempo como si nada, deja volar tu imaginación y verás…….tienes que verlo.
A las 6,45 suena el teléfono, nos llaman para desayunar. Buenísimo el desayuno con buffet libre, aquí empecé a tomar zumo natural de naranjas. Salimos hacia Giza para admirar las Pirámides y la Esfinge. Qué queréis que os diga que hay que estar allí, al pié de ellas, para sentir esa emoción y esa sensación. Hay que ver de cerca esa mole de gigantescas piedras colocadas de tal forma que no se caen y que lleven allí más de nueve mil años, y que sigan pasando por el tiempo como si nada, deja volar tu imaginación y verás…….tienes que verlo.
Terminado el tiempo de éxtasis ante monumental maravilla, junto con la Esfinge, con su nariz recortada y sin querer mirarnos, nos llevan a visitar una Fábrica de Papiros, al entrar nos juntamos con la salida de los colegios, los niños nos miran, nos sonríen, algunos más atrevidos te piden, les damos unos caramelos, salimos de la fábrica y regresamos al Hotel.
Nos vamos a comer y decidimos ir a visitar el Museo de Egipto, contratamos un Taxi de ida y vuelta, ajustamos un precio pero le damos 80 libras, el recorrido también es + de 1 hora cada viaje. El taxista muy simpático, como todos ellos en general, un campeón en la conducción, ante el gran atasco, nos mete por un “atajo” para adelantar, con sus correspondientes pitidos se incorpora sin ceder el paso, sin parar, pero llegamos sanos y salvos al hotel. Salimos a cenar y al volver nos captan y nos llevan a una tienda de perfumes, solo oler, solo oler…….., salimos con perfumes, bueno ¡que le vamos a hacer!, la verdad es que viendo la necesidad que hay, no piensas en lo que estás comprando.
Nos vamos a comer y decidimos ir a visitar el Museo de Egipto, contratamos un Taxi de ida y vuelta, ajustamos un precio pero le damos 80 libras, el recorrido también es + de 1 hora cada viaje. El taxista muy simpático, como todos ellos en general, un campeón en la conducción, ante el gran atasco, nos mete por un “atajo” para adelantar, con sus correspondientes pitidos se incorpora sin ceder el paso, sin parar, pero llegamos sanos y salvos al hotel. Salimos a cenar y al volver nos captan y nos llevan a una tienda de perfumes, solo oler, solo oler…….., salimos con perfumes, bueno ¡que le vamos a hacer!, la verdad es que viendo la necesidad que hay, no piensas en lo que estás comprando.
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