martes, 11 de septiembre de 2007

Hoy toca EL HAN KALILI





Día 29 (Jueves)

Hoy toca regateo y regateo, es parte de la aventura, es la salsa del pueblo egipcio. Después del desayuno, nos lanzamos a una aventura, nos vamos al Han Kalili, lo primero que hacemos es salir del Hotel y tratar de buscar un taxi, se nos acerca un señor bien vestido y nos ofrece sus servicios, precio justo y no hay regateo, no nos interesa y ya tenemos varios taxistas oficiales esperando para negociar, cerramos el trato y nos vamos rumbo hacía el Han Kalili, después de 1 hora de recorrido, llegamos al bazar más grande del mundo ¡eso dicen!, el taxista, muy simpático, después de pagarle algo mas de lo pactado, Marimar le había dado tabaco, yo le dejé un montón de caramelos con alguna cosilla más que agradeció mucho, nos dejó al lado de un paso elevado para que cruzáramos a las otra acera, no se movió del taxis hasta vernos bajar al otro lado. Después se marchó y empezamos nuestra aventura. Nos adentramos en la calle principal y empezamos a pasear, los vendedores se nos echaban encima, nos agobiaban, nos atosigaban, no nos dejaban ver, ni pensar, “hasta luego Lucas” “aquí más barato que en Carrefour”, “toma pepsi cola”, etc. etc. Estuvimos hasta la 8 horas aproximadamente, no compramos mucho, pero sí nos reímos mucho. A Tomás le decían “tú, dos mujeres, viagra, viagra”, Marimar decía no tiene cuatro porque no tiene más dinero, si no cuatro, pero aún así, teníamos que demostrar que éramos sus dos mujeres, la verdad es que aparte de que son muy pesados, son muy simpáticos y el trato es de lo más cariñoso.

Estuvimos comiendo, después fuimos a tomar café a otro establecimiento, y cuando fuimos al servicio, al lado de la puerta, pudimos apreciar una cortina que por una rajita se podía ver varios hombres durmiendo en el suelo y arropados con una manta, sin comentarios……., no nos pudimos tomar el café, bueno era lo menos parecido a un café, pagamos y nos fuimos a seguir con nuestro itinerario y regateo en el Han Kalili, la verdad es que no queríamos comprar nada, pero no sé que pasa que nos va la marcha en eso del regateo y no puedes evitar meterte en ese mundillo.

Nos metimos en esos laberintos de calles, aunque más que calles son callejones muy estrechos, mirando y regateando, al final nos perdimos por dichos callejones y gracias a dos niños que nos sacaron de allí a una de las calle principales. Nos sentamos a tomar un refresco a media tarde, y todas las miradas recaían en nosotros. Después de servirnos el camarero, explotó preguntándole a Tomás que si eran suyas las dos mujeres, le dijo que sí, y el camarero ni corto ni perezoso le tocó ……….. las narices, para ver si era verdad o no. Bueno pasamos una tarde sin fuerzas, de tanto reírnos.

Cogimos un taxi para regresar al hotel, después de pactar como siempre el precio, nos subimos al taxi, Tomás delante y Marimar y yo atrás, como siempre, subió Marimar y le dije que entrara un poco más que sino no podía entrar y me dijo que no podía que había un palo atravesado sujetando el asiento del conductor, si lo movía se caía el asiento y el conductor para atrás, fuimos todo el rato riéndonos, cada vez que nos acordábamos, nos mirábamos y a reír, claro que con mucho disimulo.

Le dijimos al taxista, que por cierto hacía honor a la raza, no era muy joven pero estaba de pan y moja, que nos parara unos 50 metros antes de llegar al Hotel, íbamos a cenar en un restaurante que había cerca llamado “Caviar”, le pagamos al taxista como siempre mas de lo pactado y también le dimos lo mismo que a los demás, el tabaco le supo a gloria, volvió a pedirle a Marimar otro pitillo por supuesto americano, no el del timo, ¡como lo saboreaba!. Nuestra sorpresa fue que después de cenar (estuvimos un buen rato puesto que no teníamos ninguna prisa) salimos y el buen hombre nos estaba esperando para llevarnos al hotel, le dijimos que no, que nos pillaba a un paso, pensó que era su obligación llevarnos e insistió, pero le dijimos que no, que se fuera, como veréis el tiempo para ellos no vale nada, nos fuimos dando un paseo que la noche bien lo merecía, las estrellas en el cielo y de fondo haciendo sombra la gran pirámide.

No hay comentarios: