sábado, 30 de junio de 2007

5 de Abril






Día 5 de Abril

Nos levantamos a las 7,30 h, bajamos a desayunar, desayuno continental y … ¡¡¡porras!!!., ¡sí lo que oís, pooorras! y a partir de aquí, casi todos los días había porras para desayunar. Salimos hacia el centro de Shanghai, nuestra primera parada fue en el Malecón, precioso paseo, junto al Parque Huangpu en una de las orillas del Río Hangpu (a Mari Mar le voló el primer billete de 20 Juanes), después de admirar una preciosa vista, nos fuimos a ver el Jardín Yuyuan, la Calle Nanjing y después a comer. Por la tarde fuimos a visitar El Templo Buda de Jade.

El Jardín de Yuyan, era una casa particular de un rico funcionario llamado Yu con un jardín espectacular y con un lago incluido, lleno de carpas de colores, combinando la vegetación con los pabellones, piedras y estanques.

Terminada la visita al Jardín de Yuyuan, nos dejaron tiempo libre para tomarnos un cafetito o perdernos por las tiendas de la parte más antigua y espectacular de Shanghai, el barrio chino, todo lleno de tiendas, todo el mundo queriendo vender y que tú le compres, un ir y venir de la gente, de mucha gente, aparte de los extranjeros que visitamos el país. Nos llevaron a comer a un restaurante, donde las chinitas se deshacían en amabilidad y después de la comida nos hicimos una foto del grupo.
A continuación nos dirigimos hacia el Templo Buda de Jade y nos encontramos con que estaban celebrando el día de difuntos. Van en procesión los sacerdotes y cuando llegan al patio del Templo en una gran olla, ofrecen dinero a los muertos, quemando un papel especial que venden (dinero) y que la gente compra para mandárselo a sus muertos, porque allá donde están, lo necesitan (no sé para qué). Cuando estaba terminando la ceremonia, pudimos ver El Templo con todas sus imágenes, tanto la original, que es de Jade verde y no dejan fotografiar, como las demás que son de Jade blanco y otras de alabastro/piedra. Éstas sí pueden ser fotografiadas.
Antes de trasladarnos al Hotel, nos llevaron a una tienda o fábrica de perlas, nos sacaron una ostra viva cerrada, la chinita dijo que quién acertara el nº de perlas que tuviera la ostra la regalarían una, (yo creí que las ostras tenían solo una) yo como vi que la gente empezó a decir números y números, yo también, dije entre otros el 22 y el 16, y dio la casualidad que la dichosa ostra tenía 16 perlas ¡¡jo….lines!! ¡quién me lo iba a decir a mí, que una ostra tuviera 16 perlas, ¡¡¡pues me regalaron la más grandecita!!!, a continuación me compré un collar rosa muy mono y unos pendientes, también unas cremas para las manchas de la cara, claro que pagamos más que en otro sitio cualquiera.

Regresamos al Hotel y nos fuimos a cenar al MacDonald’s (por eso de variar un poco de comida china), aparte de ser muy barato, lo pasamos muy bien, nos reímos mucho. A Tomás, según estábamos cenando, un hombre que se sentó en la mesa de al lado, frente a él, le hizo una fotografía a carboncillo, no hacía más que poner el precio en un papel y enseñárselo, nosotros como que no veíamos nada. Al final como no le hizo caso y le hizo una seña de que no cogía la foto, se marchó, supongo que cabreado. A mi me dolía el estómago de reírme, igual a Mari Mar, lo pasamos muy bien. Seguidamente nos fuimos a tomar café al Hotel, donde nos sablearon.

Hoy es la 2ª noche que dormimos en el Hotel SHANGHAI, su personal es muy amable y complaciente, pero al mismo tiempo no nos pierden de vista.

Mari Mar y su regateo.- Entra a la tienda del Hotel a mirar, ve una pulsera de jade de bolas, muy bonita y valiosa, me llama para que pase y paso, pregunta el precio, la chinita responsable de la tienda le señala en la calculadora 2.800 juanes, y ella toda decidida al regateo, va y le pone en la calculadora 30 juanes, la chica coge la pulsera que ya la había puesto encima del mostrador, la guarda y nos echa una mirada, que si llega a tener perros, nos los echa, yo estaba toda cortada, me salí lo antes que pude de la tienda, Tomás estaba afuera esperándonos, cuando me ve salir riéndome me preguntó, no podía hablar de la risa que me entró, cada vez que recordaba el asunto, me reía más y más, se unió ella cargada de razón, “yo todo a 30”, las dos riéndonos, también Tomás, bueno me dolía la tripa, cada vez que me acordaba me daba un ataque de risa. ¡en fin me lo pase bomba! después de todo…..

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