Decidimos continuar nuestro camino hacia el siguiente pueblo PONT L’EVEQUE, que llegamos no sin antes pasar nuestras calamidades ya que nos quedamos casi sin gasolina, estábamos en la reserva y no sabíamos si íbamos a tener bastante para llegar al pueblo, era domingo y estaba todo cerrado, menos las gasolineras 24 horas, que solo funcionan con tarjetas, pero resulta que tecleabas el nº y no cogía la tarjeta, pasamos muchos apuros, la gente nos veía, pero todo lo más que nos decía era que tuviéramos suerte y que probáramos en otras gasolineras que estuvieran abiertas, que a ellos también les pasaba eso algunas veces, ni mayores ni jóvenes nos echaron una mano. Ya desesperados y en la última gasolinera me baje del coche y le dije a Jose que le dijera a una persona de unos cuarenta y tantos años que estaba echando gasolina, que llevábamos niños y que nos diera alguna solución, el hombre muy amablemente (creo que el único amable que nos encontramos a lo largo de nuestro viaje), le preguntó a Jose si llevaba dinero y si estábamos de vacaciones, le dijo que si, entonces se brindó a echarnos gasolina con su tarjeta y Jose se lo pagó en metálico, el hombre apuntó que nos había salvado la vida…… bueno muy agradecidos proseguimos nuestro viaje, ya mas contentos y pudimos llegar al pueblo.
Como ya dije anteriormente era domingo y en un pequeño pueblo no hay movimiento, parecía deshabitado, hacía mucho frío, pero un pueblo como tantos otros ¡¡ precioso !! Cenamos en una pizzería (estaba todo cerrado) y nos fuimos a dormir.
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