A la hora prevista salimos hacia el Aeropuerto, nos despedimos de Niranjan, también del conductor y con nuestras maletas, que les faltó tiempo a los maleteros para quitárnoslas de la mano, entramos en el Aeropuerto como gallinas en corral ajeno ¡era un desmadre! no sabíamos donde ponernos para facturar las maletas y cuando consigo ponerme en un stand, entendiéndonos a duras penas, me decía que tenía que ir al Banco a pagar las tasas, el guía nos dijo que ya estaban pagadas, el caso es que no me daban los billetes si no pasábamos por caja, agachamos las orejitas y fuimos a caja. Una vez pagadas nos dieron los billetes, pasamos otra vez por un calvario de registro, a Marimar se le olvidó meter en la maleta un tenedor muy bonito que compró y se le volaron, después del registro pasamos a otra sala hasta que salió el avión con destino a DELHI, el vuelo salió a las 15,45 h y duró 1 hora 45 minutos. Nos dieron la comida nepalí, en el avión, no estaba mal, pero no podía faltar el picante.
Llegamos a DELHI y no había nadie esperando en el Aeropuerto, creo que es un fallo por parte de la mayorista, nos dirigimos a la salida buscando algún representante de CATAI, tenemos la suerte de ver a un joven que le preguntamos y nos indicó por la puerta que teníamos que salir, entonces un maletero se lo debió imaginar y como el estómago hay que llenarlo, el ingenio se agudiza y.... nos cogió la maleta y nos hizo una señal para que le siguiéramos, nos dejó en una habitación abierta contigua a un bar en un terminal del Aeropuerto, dónde había mas gente, o sea una sala de espera hasta conectar con otro vuelo, en este caso nosotros con el de MADRID, lo iban anunciando por los micrófonos. Tuvimos que esperar bastante tiempo, pero colocamos las maletas de tal manera que hicimos una mesa y nos pusimos a echar una partida, con el fin de que el tiempo volara, porque siete horas, eran muchas horas de espera, sin poder movernos de la dichosa salita, ya que estábamos vigilados por policías, había que pedir permiso hasta para salir a la toilette.